Podríamos decir que la Teoría del Color no es única, dependerá del campo en el que queramos aplicarlo. Arte, cine, diseño, arquitectura, psicología… En nuestro caso, decoración, hogar, interiores al fin y al cabo.
Por eso, esta pequeña introducción al color no pretende ser una guía si no dar unas pequeñas pinceladas sobre lo que nos producen, sin darnos cuenta, los colores en nuestras propias casas y cómo trabajamos nosotras con el color (o su “ausencia”).
La primera definición según la RAE para color es:
Sensación producida por los rayos luminosos que impresionan los órganos visuales y que depende de la longitud de onda.
Eso es lo interesante. La sensación.
Seamos sinceros, algunas personas vemos demasiados colores… (Verde menta, rojo fresa, mandarina, salmón, berenjena…) Y otras personas con los del arcoíris se apañan. Lo que está claro es que los colores producen unas pautas en nosotros que han sido muy estudiadas. Una de las empresas que se dedica a ello, por ejemplo, es Pantone.
Cada año, Pantone publica el “color del año” y le da mucha importancia a lo que su elección implica. 2020 es Classic Blue y por ello, empezaremos por los azules.
Los azules pertenecen a la gama de colores fríos, junto con púrpuras y la mayoría de los verdes. Son colores que transmiten serenidad, pasividad, amplitud…
Mientras que los colores cálidos como los rojos, amarillos o naranjas despiertan el cerebro, aportan energía, activan.
Así que cuidado, un color frío en espacios muy amplios puede pecar de resultar sombrío o aséptico, o un color cálido en una habitación muy pequeña puede generar claustrofobia.
Sin embargo, la combinación de pequeñas zonas de colores intensos en un despacho, por ejemplo, pueden ayudar a nuestra mente a empezar a funcionar. O un tono más frío en un dormitorio puede ayudar a conciliar el sueño.
Por ejemplo los chicos de Una Página en Blanco lo usan perfectamente cuando hacen nuestras sesiones de fotos. Colores neutros, que permitan destacar nuestros productos y siempre, un toque de color. Las gamas más neutras (blancos, beige, grises…) permiten que destaquemos lo que más nos interesa en cada espacio. Y la estética casi monocroma ayuda a que el único objeto de color diferente resalte mucho más.
¿Qué hay de la “ausencia de color”? Ahí es donde nosotras nos movemos con nuestros productos en Arce Rojo. Solo 2 colores, con barniz o sin barniz. La textura de un material es, por supuesto, un color en sí mismo. Y la base de la relación, directamente aplicable en nuestras casas, es el equilibrio. Equilibrio entre claro y oscuro, rústico y moderno, intenso y discreto, elegante y atrevido…
El equilibrio de las sensaciones.